Hace minutos la Corte Suprema de la Nación ha declarado inconstitucional el indulto que le concediera el ex-presidente, ex-peronista, travestido a neoliberal aperturista y conservador en la decada de los '90, Carlos Menem.
Martínez de Hoz encarna la meta a la que transitaron las dictaduras argentinas para imponer un modelo antagónico a los intereses permanentes de la Nación Argentina: el camino de aplastar, masacrar, triturar, perseguir, asesinar, violar, fusilar, y sumir en la ruina más siniestra a quienes a lo largo de la historia supieron resistir heróicamente políticas inadmisibles, sólo impuestas a sangre y fuego.
Debieron pasar décadas y millones de páginas, "noticias", "opiniónes independiente" y campañas masivas de martilleo constante sobre los ojos, los oídos y las mentes de los argentinpos para que algunos de los mismos ciudadanos víctimas de tales políticas económicas de desmantelamiento, demolición y devastación, creyeran conveniente o interesante apoyar tamaños despropósitos de manera "voluntaria".
En todo crímen debe identificarse el motivo y el beneficiario último así como al arquitecto del delito cometido.
Las abominables atrocidades de quienes, traicionando el legado histórico de San Martín y otros próceres de nuestros esfuerzos independentistas de 200 años, empuñaron las armas de la nación para hundir la bayonetas en las entrañas de los patriotas a lo largo de todo el siglo XX, encontraron su motivación en el afán de hacer negocios de las élites porteñas, los señores feudales de la provincias y los poderes económicos transnacionales que los financiaron.
La eliminación de una protección, que jamás debió existir, a uno de los más encumbrados y connotados representantes de tales políticas, permitirá por fín a la justicia develar el carácter criminal de las acciones que, a mano armada, se perpetraron contra millones de argentinos que aún hoy sobrellevan las consecuencias de la desertificación industrial y laboral de la Argentina que habíamos ido armando con titánicos esfuerzos de la mano de Pellegrini, Mosconi, Yrigoyen, Perón, Jauretche, Lehbensohn y los resistentes de todos los tiempos.
El camino que se está recorriendo en nuestra amada y vapuleada patria es ejemplar y admirable para quienes en todo el planeta luchan por una ecología de la vida humana en su más amplia acepción de dignidad, prosperidad, libertad y solidaridad constructiva.
El asesinato cometido fue el de nuestro futuro, nustra prosperidad, nuestro pleno empleo, nuestro desarrollo económico y geo politico. Fue el asesinato de generaciones que quedaron sin acceso al trabajo, a la salud a la prosperidad viendo sus vidas terminar sin esperanzas tras décadas de expectativas traicionadas.
La hora de la justicia y la verdad va llegando y cada uno es responsable de abrir bien los ojos y los oídos para no terminar, como algunos, a sus propios hijos y hermanos de esta Patria y de la Patria Grande.
Porque "Sin justicia para todos no habrá paz para nadie".
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