lunes, 11 de octubre de 2010

La hora de los compatriotas.

Es de sorprender la cortedad de miras o la mala fé de quienes creen que quienes escribimos y sostenemos estas cosas lo hacemos porque somos rentados o "ñoquis K".

Nada más lejos de la verdad.

La verdad es que en este modelo de país real aún impregnado de neoliberalismo individualista es muy difícil contar con recursos de contención a la hora de alguna crisis laboral, financiera o económica en el sostenimiento del hogar.

Es muy bueno que nuestro gobierno tenga una postura de amparo, protección y presencia del Estado (siempre con mayúscula, es lo que nos representa a todos, el Estado somos nosotros, el soberano) y es allí donde, siendo perentorio lograr una focalización creciente de los recursos estatales, se torna evidente el daño provocado por quienes fuerzan a concentrar dicho recursos en la defensa de lo que elementalmente hace falta para gobernar soberanamente y poder seguir avanzando a un país más justo, libre y soberano.

Para decirlo más claro: que insoportable es que habiendo tantas cosas esenciales que reconstruir haya que perder tiempo, energía y recursos en evitar el empuje para atrás promovido por los retrógrados de los grandes medios, los grupos económicos y los mismos capitalistas que, aún cuando se benefician con el modelo socioeconómico no se bancan lo "socio" de la ecuación ni toleran que la política (instrumento del pueblo soberano en la administración de los recursos del Estado) tenga la natural primacía que debe tener.

Si a Lanata lo tenemos harto con la dictadura a mí me tienen harto los "burgueses nacionales" que siguen faltando sin aviso como lo hicieron en los 40/50, los 70 y ahora.

El intento de construir un capitalimo moderno, socialmente inclusivo y potenciador del desarrollo interno ha contado y cuenta en cada una de las etapas mencionadas con los capitalistas como principales detractores.

La rémora que eso produce en hacer llegar soluciones a las víctimas de la exclusión crónica, del gatillo fácil, del abandono, del desprecio y de la condena a carecer de expectativas de progreso en lo que les queda de vida a millones de argentinos se empieza a tornar intolerable.

Como si fuera poca la paciencia institucional que el gobierno tiene con estructuras viciadas de conductas y criterios que oscilan entre lo dictatorial y lo monárquico como es el caso del poder judicial, hay aún que oir llamar "dictadura" a este modelo de tolerancia inusitada al abuso corrosivo y permanente que la reacción hace de los resortes institucionales legados.

Es por eso aún más meritoria y necesaria que nunca la labor pedagógica constante que depliega el gobierno nacional con hechos, conductas y discursos tanto en el ámbito interno como en el internacional.

Ante esta labor pedagógica, a la que humilde e insuficientemente intentamos llevar nuestro ínfimo aporte,  se hace necesario comenzar a tener una mirada más crítica sobre la actitud de nuestros compatriotas.

Es el consenso social el que hace propicio el escenario para la persistencia de inumerables rémoras.

No todas las conductas son deseables, loables ni admisibles.

No puede haber más lugar para una actitud de indiferencia o desidia, de irresponsabilidad social en lo que cada uno de nosostros hacemos cotidianamente con nustros gestos, conductas, opiniones. Todas ellas son permitidas pero de todoas ellas y de sus consecuencias debemos hacernos responsables.

No estamos en un escenario de paraíso social, económico, cultural o político como para que nos permitamos grados aberrantes de individualismo, cinismo y sabotaje social amparado por la cobertura cultural provista por los grandes medios.

No es ya posible aducir ignorancia sobre lo que está en juego. Todo el mundo tiene derecho a tomar partido en esta puja de modelos, a lo que no hay derecho es a abrirse del conflicto.

Demasiado claro está ya para todos que es lo que hay en juego y cuales son las posturas básicas posibles.

Si alguien todavía no lo tiene claro es ya hora que se ponga a clarificarse porque los demás pasajeros de este viaje necesitamos que el barco no sólo siga a flote sino que avance con más premura y precisión hacia la meta.

Por supuesto que sigue habiendo espacio para que los forros sigan portándose como tales. Para lo que no hay especio es para que puedan seguirse librando de la condena social. Son esas conductas individualistas, cínicas y egocéntricas las que sostienen en pié el hambre, la desolación, la impunidad y el abuso.

Por eso digo: es la hora de los compatriotas.



"El peronismo será revolucionario o no será nada." Eva Perón.

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